Definir la felicidad es fácil y complejo a la vez. La pregunta “¿qué es la felicidad?” puede tener respuestas desde la filosofía, la psicología, la neurofisiología, etc. Es un estado del ánimo, es una vivencia, es expresión del fluido funcionamiento del sistema límbico… Ahora, existencialmente hablando, ¿qué es la felicidad? Es más, ¿existe?
Siempre me interesaron las etimologías de las palabras para comprender mejor los conceptos. Felicidad deriva del latín “felix”, que significa fecundo, fértil.
Los poetas romanos hablaban del “árbor felix”, haciendo referencia a los árboles que dan muchos frutos, e incluso Plinio, decía que aquellos que no los daban eran “árboles infelices”. Beatus (colmado de bienes), Fortunatus (colmado de suerte o fortuna), Felix (beneficiado en fecundidad), son tres adjetivos latinos que pueden equipararse al hablar de felicidad.
La vida afectiva, los vínculos, el compromiso con alguien, es aquello que nos hace fecundos, afortunados, ricos de una riqueza que supera cualquier otra. No se cuenta en monedas, no acumula billetes, sino valores. La sonrisa del vecino, la amabilidad aun hasta de un desconocido en la calle, el abrazo del amigo, el beso del hijo, la íntima complicidad de la persona amada, el cariño del maestro, la protección eterna del padre, la presencia cotidiana de Dios… constituye la felicidad, la fortuna, hace fecundo cada día.
Si el árbol los retiene en sus ramas, terminarán cayéndose al piso, podridos, incomibles, amargos.
La vida tiene sentido cuando se tiene una misión; la vida tiene alegría, cuando se tiene amigos para compartirla. Mi vida tiene sentido y alegría, eso es para mí la felicidad.
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2 comentarios
Soy feliz (más bien en un eterno proceso de serlo) porque aprendí de Elizabeth Lukas, y sé que viene del Maestro de vida Viktor, la pequeña dicha. Aprendí que la Gran Dicha no conviene al «siendo» humano, porque en ese estado la decadencia acecha en algún rincón del alma y lenta e inadvertidamente la corrompe. Lo aprendí y ahora lo voy poniendo en práctica, disfrutar las pequeñas dichas del día a día, y paciencia y tiempo para que llegue la comprensión de la desdicha.
Mi vida tiene un antes y un después al haber conocido a Viktor Frankl, y sus seguidores. Todo comenzó con el libro «El hombre en busca de sentido» Y me siento realizada de poder contárselo a alguien. Miriam
Vaya que la felicidad se da de manera cotidiana, si sabemos apreciarla, así como la ciencia o la educación, nos ayudan a apreciar diferentes facetas de la realidad. En terapia de pareja, no entendemos cuando un miembro de la relación, se siente insatisfecho, por no tener cosas fuera de la relación, mientras que dentro tiene cariño, apoyo, escucha. Por eso creemos que la logoterapia es una gran herramienta para la vida y la terapia psicológica, por supuesto.