La muerte de un ser querido nos coloca frente a grandes cuestionamientos: ¿Murió prematuramente? ¿Tuvo sentido su vida? ¿Aquí acabó todo? ¿Puedo compensar de alguna manera los pendientes que tengo con esa persona…, visitando su tumba, llevando flores…?
Esta plegaria de los indios yaquis transmite un mensaje de paz y esperanza en una visión de la muerte como transición a otro estado de existencia:
No te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy allí. No duermo ahí.
Soy como mil vientos soplando.
Soy como un diamante en la nieve, brillando
Soy la luz del sol sobre el grano dorado
Soy la lluvia gentil del otoño esperado
Cuando despiertas en la tranquila mañana,
Soy la bandada de pájaros que trina
Soy también las estrellas que titilan,
mientras cae la noche en tu ventana
Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando
No estoy allí. Yo no morí…
Artículos relacionados
-
Isa Fonnegra De cara a la muerte
-
Sherr Lorraine Cómo vivir de mejor manera la pérdida de un ser querido. Manual moderno
-
David Gutmann Ed. DDB. Bilbao
3 comentarios
Me parece muy interesante y muy sabio. Excelente.
Le has dado paz a un ser humano. Gracias
hola, me gustaría saber la bibliografía de la nota gracias