Superar el duelo por la identidad
Por: Ofelia Mancilla Zayas*
Marina Castañeda.
La experiencia homosexual
(Para comprender la homosexualidad
desde dentro y desde fuera)
Paidós.
(1a Edición) 1999.
México 2009.
En México es muy escasa la información científica sobre la orientación e identidad homosexual. El asunto no es de menor importancia ya que, por otra parte, vemos que comienzan a gestarse cambios y propuestas en la legislación de la capital mexicana que incluyen derechos civiles para personas con una identidad sexual diferente a la heterosexual. Es el caso de la legalización de matrimonios homosexuales y la adopción de niños por parte de estas parejas. Ambos acontecimientos han provocado manifestaciones de rechazo por un lado, y de defensa y exhortación por preservar estos derechos por otro.
Es innegable que a pesar de los cambios logrados por los movimientos gay y lésbico, continúa existiendo discriminación hacia esta población. En México se establece el Día Internacional de la Lucha Contra La Homofobia, una conmemoración que se inició el 17 de mayo de hace apenas cinco años, debido a que ese día, pero en 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
La verdad es que mientras no se esté informado las miradas prejuiciosas continuarán negando la siguiente realidad: la existencia de la diversidad sexual en todos los países y culturas del mundo a lo largo de la historia de la humanidad.
El libro La experiencia homosexual de Marina Castañeda
Este libro nos permite conocer los mitos y creencias que se han tenido sobre la homosexualidad y lo que en realidad viven los homosexuales. Ante la pregunta: ¿Quién es homosexual? la autora (Psicoterapeuta con reconocimiento internacional) aborda diferentes concepciones. La que actualmente prevalece y domina en la sociedad está basada en un enfoque denominado “esencialista” surgido de la medicina e investigaciones genéticas, las cuales postulan que se nace homosexual, que se trata de un evento biológico que forma parte de la naturaleza de la persona. Bajo este enfoque muchos homosexuales han asumido su orientación, por ello escuchamos decir a algunos homosexuales: “así nací”.
Este enfoque médico determinista ha catalogado la homosexualidad como un evento genético que hace víctimas de una enfermedad a quienes lo sufren, por lo que se pide consideración para estas personas bajo la condición de que sean discretas y no se expongan. Aborda el asunto otorgándole un origen biológico, lo que ha contribuido a ver a los homosexuales como una minoría indeseada.
Para Marina Castañeda este enfoque revela la necesidad de reducir, simplificar y limitar la orientación homosexual en un gen, en lugar de concebir la posibilidad de un potencial homosexual en todos los seres humanos.
¿Se elige ser homosexual?
La orientación homosexual no es algo que se elija libremente. Va más allá de la voluntad. Las probabilidades de cambiar de orientación son prácticamente nulas a pesar de los tratamientos médicos o psicológicos a los que se pueda someter una persona con este fin.
Castañeda nos señala que pocas cosas están tan firmemente ancladas como la orientación sexual: mucha gente ha tratado de negar o cancelar su homosexualidad durante años sin lograr evitar el deseo físico y la necesidad emocional de estar con alguien de su mismo sexo.
Ante la fuerza que están teniendo las investigaciones genéticas para encontrar causas de todo tipo, así como rasgos y conductas “homosexuales”, Castañeda advierte la importancia de recordar que este tipo de investigación se ha usado, en muchas ocasiones, para identificar, categorizar y, de ser posible, eliminar a personas y conductas “indeseables”. Por lo tanto recomienda examinar con cuidado cualquier estudio que postule la existencia de una homosexualidad biológicamente determinada.
Castañeda destaca que no parece haber ningún patrón típico en la infancia del homosexual. Es decir no hay una explicación que sea válida para todos. Esto no quiere decir que no existan causas que influyan en la orientación homosexual, pero lo mismo se puede decir sobre las causas de la heterosexualidad. Concluyendo: no se puede generalizar, lo que significa que no existe una causa universal.
¿Cómo viven los homosexuales su propia orientación?
Darse cuenta de que se tiene una orientación homosexual es un proceso difícil. Para empezar, un joven se siente diferente de una manera que sabe ilícita, según escucha comentarios y bromas sobre la homosexualidad; se considera anormal dentro de una esfera de la vida tan delicada como la íntima, la que tiene que ver con su género, de manera que no se atreve a comentar con los demás nada de esto pues se da cuenta de que sus deseos y sentimientos no son socialmente aceptables. En consecuencia es entendible que se sienta solo y sin guía, ya que no comprende por qué él o ella experimenta deseos y sentimientos hacia personas de su mismo sexo, por lo cual puede sentirse avergonzado (a) y esto desemboca en una baja autoestima. Es común que un joven homosexual tienda a retraerse y se acostumbre a ocultar sus deseos y sentimientos.
Si consideramos que en la adolescencia se adquieren aprendizajes proyectados a formar y construir la vida adulta como establecer una identidad sexual, aprender a controlar y canalizar los impulsos sexuales, relacionarse con el sexo opuesto, desarrollar una identidad social independiente de la familia a partir de la pertenencia a un grupo de compañeros y comenzar a aprender las reglas del juego de la convivencia comunitaria y amorosa, podemos ver que si la adolescencia es una fase generalmente difícil, para las y los homosexuales puede complicarse aún más.
En mi opinión, no hay una educación sexual en México que trate con seriedad y sin prejuicios la diversidad sexual. Tal educación es necesaria desde la secundaria, cuando generalmente los educadores se limitan a tratar los tópicos de siempre: métodos anticonceptivos, VIH y enfermedades venéreas, sin contemplar el trasfondo humano, la parte afectiva, amorosa, y la importancia de la comunicación en la sexualidad humana.
Al no contar con una información al respecto y sólo escuchar burlas o comentarios degradantes sobre la homosexualidad, es lógico que un joven en esa circunstancia no pueda expresar ni siquiera con sus amigos, los afectos o sentimientos que comienza a experimentar. Entonces, en lugar de poder vivir sus primeras experiencias de encuentros afectivos y de atracción con personas de su agrado como cualquier otro joven, tiene que mantener escondida su vivencia, además con la creencia sobre sí mismo de que es “anormal” o “depravado”, porque eso es lo que la sociedad le ha enseñado. Necesitará de mucha información y conocimiento sobre lo que es la orientación homosexual para ir desenterrando esas ideas.
Es posible que el homosexual adolescente adopte conductas y actitudes heterosexuales a ultranza, precisamente para convencer a los demás (y para convencerse a sí mismo) de que es “normal. En esta fase de negación, el joven gay o la joven lesbiana puede establecer relaciones poco satisfactorias o promiscuas, con los riesgos que eso implica para su salud física y emocional. Uno de los riesgos en la primera etapa para los hombres es entablar relaciones con cualquier desconocido. Se estima, por ejemplo, que uno de cada cinco hombres seropositivos de Estados Unidos fue infectado durante la adolescencia.
También hay riesgos importantes de depresión en esta fase tan delicada; de hecho, diversos estudios en Estados Unidos han descubierto tasas de suicidio muy altas entre los homosexuales (hombres y mujeres), se estima que representan la tercera parte de todos los suicidios juveniles (en tanto los homosexuales constituyen sólo 6 por ciento de la población), y uno de cada tres ha intentado suicidarse por lo menos una vez.
Y en este apartado me permito citar al Doctor en filosofía Ricardo Peter, quien aludiendo a los límites existenciales nos dice: “En la medida que el sujeto asume actitudes y conductas de rechazo, estas golpean no sólo la vida, la existencia, sino que el rechazo alcanza un nivel más profundo: la persona en su ser mismo. De todas las actitudes nocivas, el autorrechazo es la más letal”.
El duelo por la heterosexualidad
Castañeda nos dice que este duelo se refiere a la perdida de una identidad heterosexual que ha sido inculcada y cultivada desde la infancia. Dicho duelo abarca las fases descritas por Elisabeth Kübler-Ross en su famosa obra Sobre la muerte y los moribundos. El duelo incluye necesariamente una serie de reacciones propias de cualquier pérdida afectiva importante. Cuando se muere algo o alguien significativo pasamos por la negación “no es cierto, no puede ser”, el enojo “¿Cómo puede sucederme esto?”, la depresión “no puedo vivir así”, la culpa “¿Por qué no lo evité, por qué no me di cuenta?” y finalmente la aceptación “Hice todo lo que pude y ya no puedo hacer nada”.
Crecemos con la idea de que algún día nos casaremos y tendremos hijos, así nos lo repiten cotidianamente los padres, los juegos, la escuela, la cultura y la sociedad en general.
Darse cuenta de que esto probablemente no sucederá, y de que uno tendrá que renunciar a un destino largamente preparado, es un proceso difícil y doloroso, porque también en algunos casos se pierde el afecto de familiares, e incluso de amigos o conocidos. Duele al y la homosexual la falta de reconocimiento de la sociedad, el ser señalado en la esfera profesional y de trabajo y el riesgo de perder oportunidades por su orientación. Esto es muy común en una sociedad como la mexicana, donde se desbordan los prejuicios e ideas moralizantes de lo que “debe ser“, surgidas principalmente desde las jerarquías religiosas.
Para Castañeda es importante tener conciencia del proceso de duelo, que puede durar indefinidamente y destaca que es muy probable que el panorama cambie conforme se avance en materia de derechos civiles para homosexuales: si es posible que se casen y adopten hijos y si pueden gozar de todos los derechos que ahora sólo se conceden a los heterosexuales, este proceso de duelo no será igual.
Salir del clóset
Asumirse como homosexual es una de las cuestiones más difíciles. ¿Cómo decírselo a los padres y a la familia? Cuando los homosexuales salen del clóset, ponen a su familia exactamente en el mismo dilema que ellos han vivido: la familia tampoco sabe qué decir, ni cómo, ni a quién, o cómo ocultarlo. Así como el homosexual tuvo que luchar durante mucho tiempo con la duda, la vergüenza y el temor antes de abrirse con sus padres, éstos tendrán ahora que decidir qué decir, o no decir, frente al resto de la familia y ante la sociedad.
Es natural que se dé en ellos, como consecuencia, un duelo perecido al que se da en el homosexual cuando éste toma conciencia de su orientación sexual. Este proceso incluirá de la misma manera, elementos de enojo, negación, tristeza, culpa y finalmente -si todo sale bien- aceptación. Pero, en todo caso, es indispensable que el hijo o la hija entiendan este proceso, que den tiempo a sus padres para que acepten una realidad que a ellos mismos les causó problemas, les provocó confusión y les tomó, quizá, algunos años aceptar.
Uno de los aspectos que no se señalan en el libro pero me parece importante destacar es que cada vez hay más padres que aceptan y respetan la orientación de sus hijos; existen grupos de apoyo para padres con hijos hombres o mujeres homosexuales, porque para muchos padres lo doloroso no es su orientación sino observar la negación y la falta de respeto hacia ellos, la falta de entendimiento y educación de la sociedad en general, las circunstancias que tienen que afrontar. Les duele que sus hijos no puedan, en su adolescencia y juventud, manifestar sus afectos y sentimientos de manera abierta como cualquier ser humano, sin ser agredidos o rechazados.
Orientación e identidad sexual
Marina Castañeda enfatiza que no se puede determinar una sola causa o generalizar los factores que constituyen una orientación homosexual, sin embargo lo que sí es un hecho es que la orientación sexual, es decir el deseo por una persona del mismo sexo, no es algo que se decida, como no se decide el deseo heterosexual, pero lo que sí se decide es la identificación sexual y nos explica que:
La orientación sexual se refiere hacia qué sexo se experimenta amor y deseo, implica el deseo físico y la necesidad emocional de estar con alguien del mismo sexo, mientras que la identidad sexual significa asumir la orientación plenamente, por eso puede haber orientación sexual sin una identidad, lo cual ocurre comúnmente, porque asumirse homosexual deriva de un proceso de ser aceptado consigo mismo, ante la familia, amigos y enfrentarse a la crítica de la sociedad. Significa una postura ante su orientación de vivir públicamente y con orgullo su orientación sexual, donde se exige respeto en lugar de compasión.
¿Cuánto tiempo dura el proceso para identificarse como homosexual?
El proceso de construcción de la identidad sexual tarda quince años en promedio (de los 13 a los 28 años aproximadamente). Lo cual implica un período muy largo de incertidumbre e indefinición para los homosexuales, y tiene un elevado costo emocional. En consecuencia, esta primera etapa en la construcción de la identidad homosexual está permeada de soledad, confusión, duda y muchas veces vergüenza. El proceso de la identidad gay y lésbica depende de manera significativa del entorno social y cultural. Castañeda nos dice que no es posible realizarlo en todas partes, ni siquiera en las sociedades “avanzadas” era posible hace tan sólo treinta años. El proceso de aceptación no puede prosperar en países donde la homosexualidad sigue viviéndose en los “bajos fondos”, o en antros impersonales, ni tampoco donde los homosexuales vivan con miedo, vergüenza y culpa porque la sociedad no les permite otra cosa. Actualmente los grupos y movimientos de homosexuales están abogando espacios propios de encuentro en áreas culturales, recreativas y deportivas que permitan la convivencia, socialización y esparcimiento en ámbitos de desarrollo personal para los homosexuales, ya que actualmente no existen, y los espacios se reducen a antros o por vía internet exclusivamente.
La aceptación social de la pareja homosexual
El problema más importante para la pareja homosexual masculina o femenina es lo que la autora Castañeda llama invisibilidad, vivir la relación separados, desvinculados o desintegrados de la norma social, sin poder expresarse como pareja porque la sociedad no la reconoce ni acepta. Y nos pregunta: ¿qué significa para una pareja no poder mostrarse públicamente?, invitándonos a imaginar una relación en la cual no se pueda dar muestra de afecto en público, ni se pueda hablar de las actividades como pareja, del hogar, de los proyectos a futuro.
La presión social de ser invisible, como sucede con grupos minoritarios, constituye la condición ordinaria de la pareja homosexual. Por ello la necesidad de los homosexuales de buscar la compañía de otras parejas homosexuales, con un sentido de amistad y empatía para poder hablar de su vida en términos normales, como cualquier otra pareja.
A pesar de que hoy en día hay mayor aceptación de la pareja homosexual en la sociedad heterosexual, Marina Castañeda nos señala que lo que se acepta no es la homosexualidad en sí; se está dispuesto a tolerar a individuos y parejas homosexuales siempre y cuando se parezcan al modelo heterosexual: si la pareja gay ha sido duradera y estable, si las dos personas viven juntas en un esquema parecido al matrimonio, si son discretas en su sexualidad, “si se portan bien”, entonces pueden ser aceptables para la sociedad heterosexual. La pregunta que se plantea la autora no es tanto si ese modelo sirve o no (aunque esté en decadencia), el problema es que la estructura y las reglas del matrimonio pueden no corresponder a las características ni a las dinámicas propias de la pareja homosexual. Advierte que la evolución social y cultural permite una gran variedad de relaciones de pareja y que los homosexuales tienen el privilegio de poder explorar y desarrollar nuevas modalidades que promuevan una mayor flexibilidad, una mejor comunicación y una búsqueda más atinada de la felicidad.
Las aportaciones del libro de Marina Castañeda sobre la experiencia homosexual son significativas puesto que de él se desprende, entre otras cosas, que no contamos con estudios basados en la situación de México. Las referencias que se toman son de investigaciones realizadas en Estados Unidos por lo que necesitamos estudios que nos permitan conocer con mayor precisión qué sucede hoy en día en nuestro país.
Ante los cambios que se están suscitando en México, se requiere más información para lograr una adecuada educación por y hacia la diversidad que no solo contemple los aspectos biológicos de la sexualidad humana, sino también los psicológicos, emocionales y culturales, los cuales son indispensables para la comprensión y reconocimiento de las diferencias humanas y su aceptación. Necesitamos superar el duelo social por la heterosexualidad.
Otras referencias:
Revista Latinoamericana de Análisis Existencial y Logoterapia.
Año número 3/ segundo semestre 2009. Instituto Colombiano de Análisis Existencial y Logoterapia. Colombia.
*Licenciada en Psicología. Terapeuta con enfoque en Logoterapia y Análisis Existencial.
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2 comentarios
Exclente artículo. Felicito cordialmente a la autora.
Me ha encantado tu articulo, esa combinación de diversos factores y el análisis existencial. Saludos.