Reivindicando al bienestar emocional y a la salud mental.
No hay salud, sin salud mental.
Por: Edgardo Flores. Psicoterapeuta.
Muchos movimientos, a lo largo de la historia, han luchado para ser reivindicados. ¿Qué quiere decir esto? Que han insistido en posicionar sus ideales al mismo nivel de lo que se considera normativo, por ejemplo, las luchas de los movimientos feministas, reivindicando el papel de la mujer en la historia, el desarrollo social, económico, político, etcétera, frente a lo que se considera lo normal, como ha sido el sistema patriarcal y capitalista.
Pues, bien, hoy quiero hacer un posicionamiento claro, preciso y muy puntual: hay que reivindicar el bienestar emocional y a la salud mental, para que ésta sea realmente reconocida al mismo nivel que los otros temas sociales y de salud.
En el discurso público, a raíz de la pandemia, los temas de salud mental han cobrado relevancia. A tal grado que se han realizado acciones que buscan incidir positivamente en la población. Sin embargo, esto no es suficiente, ya que a partir de la apertura, el discurso se ha ido cambiando para priorizar la recuperación económica, y en las acciones de diversos actores sociales, los temas de bienestar emocional y salud mental vuelven a quedar sometidos, subordinados, a otros temas.
Estamos normalizando el estrés, el cansancio, el agotamiento, la angustia, la desesperación, la ansiedad, la tristeza profunda, la violencia laboral, porque así es, porque así ha sido, y porque se cree que así será. “Es parte de la vida”, afirman. Mientras puedas moverte, mientras los aspectos físicos estén bien, puedes seguir.
Por eso no se contemplan incapacidades ante las instancias públicas por trastornos del estado de ánimo o por trastornos de ansiedad o por cualquier otro trastorno mental. Tampoco las aseguradoras cubren los tratamientos psicológicos y psiquiátricos, si no se cumplen ciertas condicionantes (haber pasado por una intervención quirúrgica delicada, ser diagnosticada/o con una enfermedad crónica o haber vivido una situación traumatizante).
Las acciones que se realizan en los ámbitos empresariales tampoco priorizan los temas de bienestar emocional y salud mental, a pesar de la existencia de la NOM-035. Los presupuestos de egresos de los gobiernos no suelen erogar lo justo para las áreas de atención psicológica y psiquiátrica.
En la currícula académica se ha hecho hincapié en el desarrollo socioemocional, pero todo queda a nivel intelectual, no existe un verdadero trabajo de fondo que desarrolle realmente habilidades de resolución positivas como el amor, la compasión, la bondad, la solidaridad, entre otras. La escuela continúa centrándose en lo intelectual.
Esa es la realidad actual. Esa es la realidad que se tiene que cambiar. Necesitamos poner, ya no sólo a nivel discursivo la importancia del bienestar emocional y la salud mental, sino hay que volverla actos, acciones integradas en cada una de las áreas sociales, para que realmente tome la importancia que tiene.
Todo lo humano es emocional y mental, no únicamente es económico, laboral o intelectual. De ahí la relevancia.
Ma’alob.
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