Por Alejandro de Barbieri
Siguiendo a Sergio Sinay, en su maravilloso libro » Ser padre es cosa de hombres», nos encontramos con que Ser Padre hoy implica PRESENCIA.
Es muy común escuchar en la consulta, a padres que nos dicen «no quiero hacer con mi hijo lo que mi padre hizo conmigo». Muchas veces esta actitud se refiere al haber sido «víctima» (o haberlo vivenciado así) de una educación paterna rígida, poco afectiva. Con lo cual el papá «moderno» se pone en un rol de amigo y de confidente de sus hijos. Cuando esto pasa, si el papá es amigo del hijo, el hijo pierde un padre.
El rol del padre tiene mala prensa, es el «malo de la película», es el que tiene que poner el límite, el que indica lo que está bien o mal, el guía, el modelo. Esta «función paterna» es sabido en psicología que la puede desempeñar tanto el varón como la mujer. Por otro lado, si el hijo nace en un contexto de ausencia de figura paterna (real muchas veces y simbólica en otras), pierde el sentido, pierde la noción de lo que se debe o no se debe, no obedece a las normas de la casa o de la escuela y puede terminar en conductas transgresoras como: adicciones, violencia y delincuencia.
No nacemos padres, nos hacemos. Nos hacemos padre fruto de las acciones y actitudes que tenemos para con nuestros hijos.
Todos recordamos la ya clásica película «El Rey Leon», recientemente actualizada a 3D.
En esta película aparece Mufasa, el papa de Simba y su tío Scar. Mufasa representa al padre «arquetípico» (al decir de mis colegas junguianos), el padre bueno que pone límites con amor, marca su rol, hace saber lo que se espera de él, guía a su pueblo y a su hijo, pero también es cercano emocionalmente y es presente.
Recordarán ustedes la escena en donde Mufasa y Sarabi (su esposa) se despiertan con los saltos de alegría de Simba cuando éste le reclama a su papá: «me prometiste que me ibas a llevar a jugar» (cualquier conciencia con la realidad….) Y Sarabi le dice a Mufasa » es hora de que hables con tu hijo». He dado esta charla hace muchos años en varios lugares y siempre al contar esto, les pregunto al auditorio, «¿qué madre no ha dicho esto?». «Es hora de que hables con tu hijo». Porque hay un momento en que el papá debe aparecer y hablar con su hijo. Contarle de él mismo, de dónde viene, de cuál era el trabajo de su padre, de lo que se espera del hijo. El hijo que crece sabiendo lo que se espera de él, es un hijo con expectativas, que le puede responder a su vida, y que incluso en la adolescencia podrá rebelarse contra eso que se esperaba de él para construir su propia identidad, así como hace Simba cuando huye hacia el «hakuna matata».
Otra enseñanza que nos deja esta escena es que cuando Sarabi invita a Mufasa a que hable con su hijo, Mufasa escucha y acciona. Es un padre que escucha, que escucha emocionalmente las necesidades de su familia. No es un padre ausente emocionalmente, o tomado como dice Sergio Sinay por una “masculinidad tóxica”, donde lo único importante es traer el dinero a la casa.
Como contrapartida, (o sombra) aparece Scar, el «tío malo», el que cuando muere Mufasa, gestiona el reino en un estilo dictatorial, autoritario pero sin autoridad.
La verdadera autoridad se da cuando el padre educa con amor, y el hijo y el reino (familia ampliada) respeta y valora esa autoridad. Es un límite que sostiene para seguir y lanzar a la persona hacia el mundo con una tarea y una misión.
Cuando nace Simba, el futuro Rey, Rafiki (el profeta, shaman, o psicólogo del reino), lo levanta en alto y lo presenta al pueblo. Ese gesto, es un gesto masculino por excelencia, se lo conoce como el «gesto de Héctor». El personaje de la Ilíada de Homero, el personaje que en el canto VI eleva al niño y ruega a Zeus que el niño sea más fuerte que el padre. El padre bueno, descrito por Homero, es un padre no necesariamente envidioso del niño como lo ha descrito Freud en su obra. También el padre romano debe alzar al niño de esta manera para declararlo oficialmente hijo, es un gesto que está en las leyes romanas, si el niño no es alzado en público no es el hijo del padre aunque haya nacido en el matrimonio. En este requisito jurídico queda claro que el hijo es una voluntad, un programa, una intención y no simplemente un hecho natural. Es por esto que podríamos decir que «todos somos hijos adoptivos», una paradoja existencial que describe Gabriel Castella. Todos somos hijos adoptivos porque la adopción sería un acto de amor, espiritual si se quiere, de aceptar, amar y guiar a tus hijos biológicos o no. Es por esto que muchas personas nos dicen en consulta, «soy hijo pero no tengo padre», o «fulano es mi padre biológico, pero el que hizo de padre es el esposo de mi madre»… Con esto nos están diciendo y confirmando que el padre se hace padre en los hechos concretos, en la presencia amorosa pero fuerte como Mufasa que guía a Simba y le dice lo que está bien y lo que está mal, lo que se debe y lo que no se debe hacer.
El rol de la figura paterna es el control del mundo impulsivo del niño. Ayuda a que el hijo o hija, pueda organizar su mundo impulsivo. En otra escena de la película, Mufasa le dice a Simba «ser rey es más que hacer lo que a uno le da la gana»… Ahí lo está educando en el manejo de sus instintos. El ser humano tiene instintos pero no es poseído por ellos, el animal no puede salir de su mundo biológico, pero el ser humano puede elegir y «educar sus instintos».
A falta de figura paterna, desvalorización social del rol, si se suma que la madre no le da lugar al padre, no lo deja entrar, entonces el límite no llegará al niño. Esta función normativa es una función necesaria y clave para que el niño «entre en su mundo» o tome su lugar » en el circulo de la vida» como Simba.
Muchas de las carencias emocionales y afectivas suelen tener raíz en estas vivencias de la infancia. Pero la Logoterapia enseña que uno es lo que hace con lo que hicieron de uno. Muchas veces uno escucha las definiciones de lo que es normal y lo que no, cada uno de nosotros carga con una historia que nos ayuda, o no, a crecer, pero como dice el Dr. Gerónimo Acevedo, «somos hijos de nuestro pasado pero no esclavos de él, y somos padres de nuestro futuro.»
Con todo esto, el varón de hoy en día tiene la oportunidad de reconstruir nuestro rol, en vínculos y vivencias reales, fuertes, y de intimidad con sus hijos.
Los padres de hoy no debemos buscar la aprobación de lo que hacemos para mitigar la culpa del límite que pusimos. Si debemos jugar el rol de «malo de la película», no debemos olvidar que estamos viendo los primeros 10 min de la película. Pero la película hay que verla hasta que termina, muchas veces el malo del principio no lo es al final…
En suma, el padre hoy une normas con amor, escucha con acción, tiene la mano firme para guiar y orientar y las espaldas para cargar el dolor del otro.
LOGOTIPS
Padre con P de Presencia para educar hijos responsables.
Recuperar los atributos de la paternidad: crianza, acompañamiento, nutrición emocional de los hijos, contención afectiva, seguimiento educacional, cuidado de la salud.
El padre es único, es guía, es modelo y es memoria.
El padre ayuda a caminar en libertad.
El padre es amor.
El padre es un hombre que brinda confianza y seguridad.
Libro recomendado » Ser padre es cosa de hombres » de Sergio Sinay.
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3 comentarios
Excelente artículo!
Sí; de acuerdo. Muy buen artículo.
Pedro.
Me parece extraordinario el artículo y como se extraen aprendizajes significativos de una película tan interesante…