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Del Desánimo a la Esperanza

Del Desánimo a la Esperanza
Una actitud saludable ante la realidad mundial

Por: Roberto Juan Mucci (San Justo, Provincia de Buenos Aires, Argentina). Doctor y Licenciado en Psicología, Profesor en Filosofía y Pedagogía Logoterapeuta, Especialista en Psicología Jurídica, Perito Auxiliar de Justicia y Docente Universitario. Fundador del Centro Bonaerense de Logoterapia. Creador de Red Internacional de Logoterapeutas.

 

La palabra Esperanza proviene del latín SPES, que indica esperanzar, alimentarse de esperanza, tener confianza de lograr algo (lo que uno mismo hace). Posee esperanza el que espera, el que confía aún en contra de toda esperanza, el que CONFIA en el resultado de lo que hace.

También podría vincularse con SPECTATIO, o sea la acción de ver, mirar, contemplar alguna cosa. Aquí en vez de hacer alusión a lo que uno hace, remite a un espectador que mira con atención, que asiste a un espectáculo. Asistir a una representación, actuación que otro realiza; o sea mirar como espectador, lo que otros hacen; como en el teatro.

Por lo tanto, tendríamos lo que llamo la vana esperanza que, mirando a todos los males del hombre, marcando lo negativo, lo desanima y lo frustra.

Pero la otra esperanza, la que está vinculada con Spes (hacer con confianza), es la verdadera esperanza, la que refuerza lo positivo, la anima, entusiasma, promueve la vida, infunde confianza. Este segundo sentido es el espíritu central de la LOGOACTITUD.

¿Cuál es la diferencia entre el hombre optimista y el esperanzado? El optimista piensa “me van a pasar cosas buenas”; mientras que el hombre de auténtica esperanza dice “voy a hacer que las cosas buenas me pasen”.
El primero tan solo espera pasivamente que los acontecimientos ocurran, mientras que el segundo confía en lo que HACE.

Ser optimista no nos compromete, es tan solo una manera de MIRAR LA VIDA; mientras que ser hombre de esperanza nos interpela a actuar, no nos permite ser indiferentes y reclama la AUDACIA DE VIVIR.
Una persona con esperanza es una persona activa, trabajadora, positiva, que afronta las circunstancias, que no vive ni en el lamento y la queja, ni tampoco en una pasiva ilusión optimista, sino con una actitud protagónica y prospectiva. La VIDA se construye, se CONQUISTA.

Así, la Logoterapia como apelación a la vida como tarea, invita a cada uno de nosotros para NO TOMAR la actitud del que observa lo que los otros HACEN, esperando pasivamente que alguien nos resuelva la vida porque nadie lo hará, nadie vendrá a ocuparse de mí, ni papá Dios, ni papá Estado, ni ningún otro papá, eso es una tarea, una misión exclusivamente personal.

La vida es una vocación de SERVICIO, de cuidado de nosotros mismos, de cuidado del otro, de nuestra comunidad, de nuestro país, de nosotros mismos.

Vivimos una época donde las guerras, la pobreza, el hambre, la injusticia, la corrupción y globalización económica no reconoce personas, ni naciones. Individuos y países quedan disueltos en el mercado, socavando la identidad y la dignidad de los hombres y de los pueblos.

La Logoterapia desde esta perspectiva proactiva asume la función de volver inaceptable toda forma de vida indigna del hombre libre. Nuestra condición de seres humanos nos convierte a todos en funcionarios de la Humanidad; y debemos hacernos cargo de nuestra realidad social en todos sus sectores.

La Logoactitud es una filosofía de vida caracterizada por un protagonismo que responde a los problemas concretos que se le plantean al hombre: por lo tanto, filosofar implica capacidad de orientar la acción. Es una filosofía de la esperanza, del esfuerzo, del compromiso consigo mismo y con los demás. Cada uno puede ver en su caso personal qué espera de nosotros nuestra comunidad y, dentro de lo que esté a nuestro alcance, llevarlo a la práctica; dotando a la vez de sentido nuestra existencia.

Viktor Frankl presenta a la Logoterapia como una “Escuela de Vida” basada en valores, para ser practicados en el cotidiano existir. Para él, la vida debe ser tomada como autotrascendencia, entrega, solidaridad, responsabilidad y misión existencial; misión realizada con amor y desde la esperanza.

¿Cómo vinculamos teoría y vida? ¿Cómo hacemos intervenir la Logoterapia en las distintas áreas de la vida social? ¿Cuál es nuestro aporte desde los valores al mundo de la política, de la economía, del trabajo, de la empresa, de la educación, de la salud, de los medios de comunicación, de la justicia?

Si desde la Educación trabajamos sobre el conocimiento de nuestra identidad y responsabilidad y, a partir de nuestras capacidades y posibilidades, ponemos en acto nuestra misión existencial; entonces la vida en sociedad cobrará sentido, estaremos más sanos y nos sentiremos más felices.

Frankl nos propone los valores de creación, de vivencia y de actitud. Entiendo que podemos sumar una cuarta categoría, a saber, los “VALORES DE SERVICIO”, en el contexto de lo que denomino la dimensión socio-política de la Logoterapia. Dentro de ellos ubico la tríada de la responsabilidad y el sentido del liderazgo.

1.- LA TRÍADA DE LA RESPONSABILIDAD:

  1. a) El sentido de la responsabilidad, donde descubro el “para qué” de mi responsabilidad: ¿por qué ser responsable?, ¿cuál es el motivo para ser responsable?, ¿qué sentido tiene vivir desde la responsabilidad en medio de la realidad que nos toca vivir?
  2. b) La ética de la responsabilidad, donde se aborda el “cómo”, de qué manera me hago responsable; distinguiendo la ética de la convicción de la ética de la responsabilidad, teniendo presente que esta última persigue determinados fines, pero considerando las consecuencias de los actos que nos conducen a los mismos.
  3. c) El espíritu de la responsabilidad: “la fuente desde donde actúo”, siendo responsable de la realidad que me toca vivir y construir; desde el corazón y con alegría, contento de poder ser responsable y, dotar así de sentido a mi vida y la de los demás.

2.- EL SENTIDO DEL LIDERAZGO:

La citada responsabilidad existencial es la que nos convoca a ejercer el liderazgo personal y social y, rehusar esa tarea, es dejar de ser humano.

“Ser líder empieza por uno mismo” (G. Utrilla): hay que conocer nuestra realidad interior y lograr el autogobierno.

“Líder es toda persona que, siendo fiel a su condición comunitaria, acepta el deber consiguiente de contribuir a fundar el Humanismo de la unidad, la solidaridad y el servicio y sus acciones ayudan a mejorar la calidad de vida de la sociedad.”  (Inzaurraga).

Los líderes sociales influyen en la vida de las personas, ayudan a crecer a la gente; por lo tanto, el liderazgo social es una vocación de servicio.  El líder debe ser un facilitador del para qué del desarrollo personal y social, del sentido del mismo; de modo que el individuo y la comunidad crezcan.

Un líder es un despertador de conciencia de todo lo que cada persona y cada grupo con los que trata pueden y deben llegar a ser y hacer; y da motivos suficientes para incentivarlos a que lleven ambas cosas a la práctica, llegando a ser líderes de sí mismos.

Se trata de acicatear a los individuos y a la sociedad toda para que no se abandonen a las formas de vida y jerarquías de valores establecidas sin evaluar si tal modo de vivir es o no adecuado a la dignidad del ser humano, a la condición de seres libres.

Se trata de despertar la sana soberbia y ser protagonista de nuestra historia y justamente eso es esperanzar: despertar la confianza (salir del letargo) en lo que cada uno puede y debe hacer cada día, para construir un mundo más digno para todos.

Hay que desarrollar un liderazgo basado en el “nosotros” y no en el “yo”. Ya Platón afirmaba que: “…la ley no se propone la felicidad de una clase de ciudadanos, con exclusión de las otras, sino el bienestar de todos, uniéndolos por la persuasión y por la autoridad, y llevándolos a participar de las ventajas que cada cual puede aportar a la comunidad”.  Aportar, no apropiarse.

Y ese liderazgo debe caracterizarse por una serie de rasgos: según E. Inzaurraga el liderazgo social requiere paciencia, amabilidad, humildad, respeto, generosidad, perdón, honestidad e integridad.

En cierta ocasión le preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles son los factores que destruyen al ser humano, y su respuesta fue: “La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad.”

La práctica de la Logoterapia requiere compromiso, pasión e inquietud ante la realidad que nos toca vivir; cierto descontento e insatisfacción y, a la vez, confianza en el diálogo, espíritu de aventura, ansia de lucha y de polémica, valentía para enfrentar los riesgos de la travesía, cierta soberbia para encarar los desafíos que plantea la vida.

Aquí vemos la íntima relación entre Polis, Esperanza y Logoterapia, la polis era la FORMA DE VIDA particular de los griegos alrededor de la plaza pública donde se organizaban a sí mismos como comunidad.  TODOS los ciudadanos (politai) participaban en común en las decisiones sobre los problemas comunes. Esta realidad de que todos podemos y debemos construir la sociedad que queremos, nos da razones para tener esperanza.

La hora actual que vivimos demanda la cadena social de la responsabilidad, del protagonismo, del compromiso, de la justicia, del sentido común, de la paz, de la unidad, de la solidaridad, de la logoactitud como pasaje del desánimo a la esperanza, de la actitud resiliente ante la situación económica (resiliencia económica); de la esperanzada expectativa de lo posible según Jaspers, entendiendo por esperanza el confiar en lo que uno hace y no expectativa pasiva.

El hombre es como la hormiga de Tamerlán, insiste, insiste… a pesar de las caídas. Y sabe que, si se pone a llorar porque el sol se ha puesto en el ocaso, las lágrimas le impedirán ver el fulgor de las estrellas, que siempre estuvieron y estarán allí.

Con certeza podemos tomar la postura de esperar aún contra toda esperanza, ser roca en medio del mar.

Somos arquitectos de nuestro bienestar, escultores de nuestra vida y artífices de nuestro destino. El sacerdote irlandés John O´ Donhue en su libro Anam Cara (amigo del alma) nos recuerda que “la hora más oscura del día es la que precede al amanecer”. Quizás esté por amanecer una nueva Humanidad, si es que, entre todos, decidimos alumbrarla desde LA ESPERANZA. Y la Esperanza está tan cerca del Sentido como nuestra respiración dentro de nosotros.

Dr. Roberto Juan Mucci
robertomucci27@gmail.com

 

Bibliografía de referencia

Aristóteles: La Política. Buenos Aires. Edit. Gradifco. 2005
Bretones, F.: Logoterapia: la audacia de vivir.  Buenos Aires. Edit. San Pablo. 2002
Bretones, F.: Logoterapia: apelación a la vida como tarea.  Buenos Aires. San Pablo. 1998
Deleuze, G.: Nietzsche y la filosofía.  Barcelona. Edit. Anagrama. 1971
Donohe, J.: Anam Cara. El libro de la sabiduría celta. Buenos Aires. Emecé. 2000
Frankl, V.: El hombre en busca de sentido. Barcelona. Herder. 1995
Frankl, V.: Psicoanálisis y existencialismo. F.C.E. México. 1992.
Frankl, V.: La voluntad de sentido.  Barcelona.  Herder. 1991
Inzaurraga, E.: El liderazgo social en la Argentina del Bicentenario.  Buenos Aires.  I.P.A.- A.C.A. 2010
Jaspers, K.: La Filosofía. Buenos Aires. F.C.E. 1975
Mucci, R.J: Por Amor a la Vida. Bs. As. Edic de autor. 2019
Mucci, R.J.: ¿Qué es la Logoterapia? Bs. As. Edic de autor. 2019
Mucci, R. J.: Logoterapia Solidaridad y Sentido. Bs. As. Edic de autor. 2020.
Mucci. R.J.: Logopolítica. Dimensión social y política de la Logoterapia. Bs. As. Edit. Guadalupe. 2022

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