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La felicidad degradada. Capítulo 1 del libro de Alejandro de Barbieri

Capítulo 1 de la reciente publicación «Economía y Felicidad: Una vida con sentido» Ed. Fin de Siglo de Alejandro de Barbieri.

1.La felicidad degradada

La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más. Sören Kierkegaard.

«Como no quiere reformarse a sí mismo, quiere reformar el monasterio» . Anselm Grün

1.1 La felicidad (im)postergable

La felicidad se ha convertido en los últimos años en tema de estudio, tanto de la psicología como de las ramas más «duras» de la ciencia, como es la economía.
Parecería ser que en los últimos años la gente se está preguntando más que nunca -veremos si esto es así… o si ha sido una pregunta que siempre se ha hecho el ser humano- ¿cómo hago para ser feliz?, ¿soy feliz con lo que tengo?, ¿en mi trabajo? ¿en mi familia? ¿en mi país?, y si me mudo a otro país, ¿seré más feliz?
Esta voraz búsqueda por ser feliz, nos puede llevar a la infelicidad y mantener allí.
El escritor argentino Sergio Sinay, sostiene que “están conspirando contra la felicidad” . Esta conspiración es parte actual de nuestra vida diaria, de nuestra sociedad y de nosotros mismos. Dicha conspiración consiste en desvirtuar este concepto, o «vendernos» que la felicidad está en actualizar (comprar) el último auto, el nuevo celular que salió, el último electrodoméstico o mudarnos de casa. Nos convencemos de que debemos “modernizarnos”, actualizarnos. Creemos que la felicidad está “afuera”. Esto nos lleva a correr detrás de lo que “nos falta para ser feliz”, con lo cual es esperable que no lo sea y que aún cuando lleguemos a ese “estado” – a costo de endeudamiento afectivo y /o económico, aparezca una nueva promoción que nos enganche en una espiral sin fin.
La conspiración de la supuesta felicidad puede generar personas infelices que tengan la necesidad de «comprar» felicidad en el afuera… Siempre que ponemos “afuera” la razón de nuestras desgracias, estamos evadiendo nuestra responsabilidad. Esto es parte del deterioro emocional y espiritual de nuestra época. Confundir bienestar con felicidad o placer con felicidad. No es lo mismo. Estamos sintiendo que formamos parte de una máquina de la cual no podemos (o no queremos) salir, pero que vamos «camino a la felicidad»… Una cultura que se ha desacostumbrado a los procesos, que no puede postergar la gratificación, que ya no desea, sino que solo acciona y reacciona frente a los estímulos, una cultura que anula el pasaje del tiempo, para hacernos creer que vamos a vivir para siempre y perdernos así de la maravilla de «amar la trama» como afirma nuestro músico Jorge Drexler en su hermosa canción «la trama y el desenlace».
Esta cultura prefiere permanecer en un “carpe diem adolescente”, convenciéndonos de que se puede ser feliz sin sufrir, sin esperar, reinando el «analfabetismo emocional y espiritual”. La cultura del «ya» nos anula como personas, porque el ser humano es un ser siendo. No es ya; siempre es «siendo», va siendo con el otro, haciéndose cargo de sí mismo y de sus elecciones. Para ello debe tomar la vida en sus manos.
Pero vivimos el mundo de «consulte al experto». Nadie se hace cargo de nada. Si seguimos siendo irresponsables con nosotros mismos es probable que nos condenemos a una inmadurez existencial crónica que nos deje «niños inmaduros» frente a la realidad del mundo y de las personas que nos rodean. El ser humano transforma el mundo en el que vive transformándose a sí mismo. Savater afirma: “Nuestra humanidad biológica necesita de una confirmación posterior, algo asi como un segundo nacimiento en el que por medio de nuestro propio esfuerzo y de la relación con otros seres humanos se confirme definitivamente el primero.”
Savater refuerza acá la necesidad de esta confirmación posterior, que es lo que escasea hoy día. No basta con el nacimiento biológico, la relación con los otros nos hace humanos.
Este libro pretende ser una ayuda para lograr este objetivo, para lograr crecer en humanidad, ser responsables de nosotros mismos y de los demás. Quizás sea necesario estar más en contacto con uno mismo, en silencio, quizás escuchando «La trama y el desenlace», para que ilumine este encuentro con nuestra felicidad posible, deseable y valorar así la vida que elegimos vivir.
No hay recetas para la felicidad, no se deje seducir tan fácilmente. Este libro tampoco lo es, este libro se propone un camino, una serie de reflexiones sobre nuestra vida actual, sobre cómo vivimos para poder cambiar y dar una respuesta diferente.
A pesar de todo esto, la felicidad es posible. Pero es posible encontrarla mientras menos la busquemos y más nos dediquemos a vivir cada momento en plenitud. Los “gurúes” de moda, nos quieren convencer que la puerta de la felicidad se abre hacia adentro, por eso estamos cada vez más autistas, aislados de nuestros vecinos, de nuestra familia, de nuestros amigos y de nosotros mismos. Hemos perdido el contacto con nosotros mismos y con nuestra comunidad, porque nos vendieron que «la felicidad está en uno mismo». Para la Logoterapia, teoría existencial que subyace en mí como psicólogo y como persona y que es el eje filosófico desde donde escribo este libro, la felicidad está en salir de uno mismo, en la autotrascendencia que describía Viktor Frankl, salir de uno mismo para volver a uno mismo.
Mucha psicología se ha concentrado en enseñar a «ser uno mismo», camino utópico y cárcel que nos cierra a los demás y nos condena de nuevo a la infelicidad. Octavio Paz afirma:
«Ser uno mismo es condenarse a la mutilación, porque el hombre es apetito perpetuo de ser otro». Condenarse a la mutilación, imponente expresión del escritor mexicano, que da en la tecla. Así vamos, mutilados, queriendo vincularnos con otro mutilado humano que solo quiere hacer catarsis y contarnos lo que le pasa, pero que no se quiere encontrar realmente con el otro, quizás porque no puede. ¿Cómo se puede ser persona y crecer, huérfanos del otro, de los otros que nos dan nuestra existencia?
El camino a la felicidad es oblicuo. Si el ser humano se concentra en los demás, en la vida, en los valores vivenciales (lo que recibe del mundo, amor, naturaleza), si se concentra en lo que puede aportar al mundo, los valores creativos (trabajo, capacidades creativas, lo que da al mundo), entonces quizás la felicidad cuando menos lo espere, esté posada sobre su hombro como una mariposa. Ahora mismo, mientras escribo esta introducción al libro, estoy fluyendo emocionalmente estoy feliz, porque he iniciado un proyecto de muchos años que comienza a cristalizarse en cada renglón que escribo. Usted que ha decidido leer este libro si logra descentrarse del mundo de las cosas, disfrutará de la lectura, «el tiempo cronológico se detiene» y aparece el tiempo subjetivo, donde la vida nos vive y nos celebra.
En el fondo se trata de un libro sobre el sentido de la vida, el sentido de cada momento y el sentido último de la vida, sentido que se construye con nuestras acciones cotidianas, acciones que reflejan valores y actitudes que nos conducen a la felicidad o infelicidad. Esto no es un milagro que les ocurre solo a algunos pocos o que ocurre pocas veces en la vida. Esto es aprender a mirar; aprender a captar lo maravilloso y lo fantástico en la cotidianidad de la vida. Ese es mi objetivo, ayudarnos a ver lo maravilloso que está pasando hoy mismo, aquí mismo, ahora mismo, en mi vida, en mi trabajo, en el deporte que practico, en la comida que preparo para mi y para los que me rodean, lo maravilloso está ahí. No precisamos un cambio espectacular para que lo fantástico y maravilloso y sencillo ocurra. Solo preciso estar despierto para verlo y valorarlo. Debemos estar atentos a esto, reaccionar ante la aparente felicidad de correr detrás de lo divertido, de buscar la felicidad en experiencias que aumenten la “adrenalina”. Se ha degradado el concepto de felicidad a placer, al instante, al mínimo instante en donde persigo el placer.
Pero volviendo al escritor Sergio Sinay, «empacho no es felicidad». Tenemos que superar el empacho o mejor dicho, desempacharnos de cosas, de vínculos tóxicos, de vida tóxica, para recuperar el sentido, el camino y el deseo. Es un camino para volver a ser personas, una persona y no un animalito que flota por el bosque buscando algo que lo empache para luego dormirse una siesta. Así estamos, durmiendo la siesta, una siesta eterna que nos deja atolondrados frente a lo que queremos y podemos hacer para cambiar. Estas páginas quieren ser una invitación a despertarnos, a dar lo mejor de nosotros para cambiar nuestro destino, a no creer que «todo está inventado» y ser parte del nuevo mundo que nos espera. La felicidad posible la creamos nosotros.
Escribo desde lo que yo soy como persona: soy padre, hijo, hermano, esposo, psicólogo, docente, comunicador. No puedo escribir como «profesional» sino como alguien que ha leído y acompañado a muchas personas en busca de la felicidad. Me han guiado en esta búsqueda maestros y autores que nos acompañarán en estas páginas. Ellos son Viktor Frankl, Irvin Yalom, Rollo May, Ludwig Binswanger, Carl Jung. Maestros que la vida me puso en el camino y que forman parte de mi. Para saldar mi deuda con ellos, intentaré acercarles sus ideas a la vida cotidiana.
A lo largo de estas páginas, no sé si hablaremos mucho de la felicidad, quizás corra el riesgo de que mientras más hable de ella, más se nos escape. Me gusta el camino oblicuo, el camino que conduce hacia…, mientras la intuición nos va guiando.
La mirada desde la Logoterapia es siempre una mirada que invita a la responsabilidad personal, a la respuesta que cada uno de nosotros le da a la vida. Mientras yo crea que lo que me pasa, lo que me afecta y preocupa, es solo por los genes que tengo, por la infancia que viví o culpa del gobierno de turno o el país en que he nacido, mientras yo deposite en otros, en el afuera la causa de mis males, no habrá recuperación, no habrá terapia ni cambio. El cambio comienza cuando la persona acepta el porcentaje que le corresponde en lo que le pasa y hace algo para cambiar eso. Deja de mirar para afuera y ve en sí misma lo que puede cambiar. Cuando se enfoca en sus propias actitudes, deja de esperar de los demás, se hace cargo de sus decisiones y elecciones y por lo tanto empieza a sentirse más libre, aunque esa libertad incluya enfrentarse a cosas que debe cambiar y no le gustan.
Libertad y responsabilidad son un binomio inseparable del enfoque existencial, ya que al tomar conciencia de que se es libre, entonces se le responde a la vida sin justificaciones, sin excusas, sin refugiarse en el pasado, en los padres, en la historia. El ser humano es un ser-siendo que en su hacer cotidiano va transformando su siendo, haciéndose a sí mismo. Es la autodeterminación del ser que afirmaba el filósofo Karl Jaspers. Escribo este libro para ayudarnos a salir de la “modorra existencial”, de la queja crónica, que no nos permite tomar la vida en nuestras manos, bien parados desde un presente que es este, el que estoy viviendo, desde mi historia que hace quien soy yo , pero no me determina, y hacia un futuro que me llama. Salir de la “anestesia” en que estamos, en donde no nos toca el dolor del otro, la vida del otro. Escribo estas líneas, porque creo que en el ejercicio de la autotrascendencia, de salir de mi mismo y meterme en los vínculos y en la vida, está el sentido de la vida despierto y latiendo, esperando ser realizado, sufrido, valorado y vivenciado. La búsqueda de la felicidad actual no es un curso para aislarnos “espiritualmente”. Si es así, no es una búsqueda sana. La vivencia de felicidad nos pone los pies en la tierra y nos contacta mejor y con más profundidad a nuestra familia, nuestros amigos, nuestra comunidad y sociedad.
La esencia de ser uno mismo, afirma Frankl está en la autotrascendencia , en salir de uno mismo. El ser uno mismo de la sociedad hedonista, quiere decir “yo soy yo”, no me importa el otro. Es refugiarse en la cárcel del individualismo que anula el otro y la alteridad. Siempre somos apetito de ser otro, camino a la otredad del ser, ese ser que siendo con otros somos nosotros. Paradojas existenciales. Tolerar la ansiedad de ser ya, somos siendo, solo puedo decir SOY, el dia que dejo de ser, pues la muerte fue ya la última posibilidad. Mientras hay vida, hay siendo, hay camino y le vamos respondiendo a la vida con nuestra propia existencia. La psicopatología existencial puede resumirse en el anclarse en la vida, es un “parar” para poder ser, solo que ese “parar” anula al ser y el ser se revitaliza en el movimiento. ¿Cuánta psicología “light” se ha nutrido del “ser uno mismo”? ¿Cómo es posible que el ser humano no se rebele contra lo que intentan hacer de él? ¿Que no levante su voz, su actitud y su coraje para vivir con dignidad y desate así los nudos que le impiden ser? Este es nuestro trabajo e intención en estas páginas, una invitación al coraje de ser, a recuperar el optimismo y entusiasmo perdidos o dormidos.

Alejandro De Barbieri
Psicólogo – Logoterapeuta, Comunicador y Docente
Director del CELAE (Uruguay)
alejandro@logoterapia.com.uy
www.logoterapia.com.uy

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5 comentarios

  1. La banalidad de nuestra existencia se da porque nosotros lo queremos. Las compras compulsivas son una forma de sublimación para calmar nuestros vacíos existenciales.

  2. Me parece muy interesante lo que expresa Alejandro De Barbieri en la introducción de su libro; espero leer completo; pues desde hace mucho he tratado de conocer más sobre la Logoterapia; ya que, entre otras cosas, me ha ayudado a fortalecer el sentido de mi vida, a superar esas sensaciones de vacío existencial que que constantemente venía padeciendo y, algo muy importante, a contribuir con la búsqueda de la felicidad y de sentido a todo lo que realizan, el grupo de alumnos que atiendo en una telesecudaria del estado de Morelos.

  3. cuento de dos cafes descafeindos::
    Cuento de dos cafés descafeinados es la conversación de dos chicas en una tarde de café.
    Hablan sobre las relaciones, el amor,
    la sociedad, la dificultad para ser madres,
    la cultura de la imagen, las bodas,
    la relación entre amigas, disney… ¿Quieres saber lo que piensan?Cuento
    de dos cafés descafeinados es una lectura ráp ida y amena escrita a modo de diálogo
    en lenguaje coloquial repleta de situaciones, ejemplos y bromas. Un rato divertido que te hará reflexionar.
    Un trocito de vida hecho palabras.

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