Escucho en los programas de radio y leo en la prensa escrita que se cita un lugar común: hablar de la felicidad y de la búsqueda de la felicidad. Pero de tanto nombrarla y de tanto desearla se convierte en un tema serio. Me gusta imaginar a la felicidad como un gran plato fuerte al que le falta algún aderezo, algún condimento que -por pequeño que parezca- hace la gran diferencia. Ese gran condimento, esa condición para ser feliz es la alegría. Me es difícil imaginar a un ser humano feliz que no sea alegre. La alegría, en su origen, es una semillita -como muchas que llevamos en nosotros- que elegimos cuidar,alimentar,para que crezca vigorosa. La alegría humana no tiene que ver nada con la sociedad de consumo y consumo -que es el rasgo de los últimos setenta años. La alegría nace no de tener cosas y muchas cosas sino de haber encontrado una tarea a la cual dedicar lo mejor de nuestra vida y seres humanos a los cuales entregamos lo mejor de nuestros sentimientos de amor y solidaridad. Las filosofías, las iglesias, la poesía, siempre han asociado a la verdadera alegría con nuestro destino trascendente. Nuestro amado Beethoven tomó los versos de Schiller conocidos como Oda a la Alegría para coronar su propia vida y su más grande y sublime sinfonía -que escribió cuando su sordera fue total y definitiva. Esa Oda comienza precisamente con el inolvidable canto: ¡Alegría, bella chispa divina!(1)
La alegría va más allá del simple buen humor y se relaciona con nuestro ser y nuestro quehacer en el mundo y es un rasgo típico y exclusivamente humano.
(1) Freude, schöner Götterfunken,
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4 comentarios
Desgraciadamente la alegría tiende a escasear, lo vemos en las caras de las personas con las que nos cruzamos, en su actitud muchas veces agresiva, ante la menor provocación, nos hace falta sonreir.
las personas dejamos de ser alegres porque caminamos inmersos en nuestros propios deseos y necesidades. he observado que las personas caminan como sonámbulas, solo respiran. no lanzan una mirada alegre, una sonrisa, un buenos días. necesitamos urgente que el se humano tome conciencia que todos tenemos dificultades pero que ellas no pueden impedir que un buen deseo o una buena acción , una hermosa sonrisa sea dada a otros.
Sí estoy de acuerdo con el comentario del Dr. Pareja, hay alegría cuando se encuentra un motivo para vivir, cuando te encuentras a ti mismo, cuando el desapego es una forma de vida, cuando eres generoso, cuando amas, cuando hablas con Dios en tu interior..
Considero que el origen de la alegría es reconocer en sí mismo la presencia de Dios, y en la vida cotidiana, se relaciona con la habilidad de saber «relativizar» las dificultades o situaciones dolorosas. Estamos llamados, desde la creación a ser alegres y desbordar paz.